Todos tenemos un profe que recordamos de manera especial… Uno de esos que nos hace decir: “Yo tenía un profe que…” 

A mí, personalmente, me da pena que, después de pasar en la escuela hasta los 18, tenga que hacer verdaderos esfuerzos para recordar con cariño a más de un profesor.

Un profesor te marca para los restos por uno de estos dos motivos:
1.- Porque te hizo sentir mal.
2.- Porque te hizo sentir especial y sacó lo mejor de ti.

Me quedaré con el segundo motivo. Ya que creo que todos los maestros deberíamos aspirar a ser uno de esos profes que recordarán los niños para el resto de su vida… ¡Para el resto de su vida! ¿Os dais cuenta de lo que eso implica? ¿Os dais cuenta de lo importante de nuestro oficio?

Yo siempre odié las matemáticas. A mí nunca me gustó ir al cole. Nunca fui un estudiante brillante.
Pero el llegó el día en que tuve un profe de esos que te marcan. Se llamaba don Valentín Caldera y “me suspendió” las matemáticas de séptimo de EGB dejándomelas para octavo. La realidad es que no fue él, el que “me suspendió”,  suspendí, yo solito.
El señor Caldera (como le teníamos que llamar) fue también mi profe en octavo y, por si fuera poco, fue, además, mi profe de recuperación. Contra todo pronóstico cambió su metodología con los alumnos que estábamos recuperando las mates de séptimo. Él supo entender que no todos aprendíamos igual y utilizó sus clases de recuperación para probar otros métodos con nosotros. ¡Nos dejó tocar las matemáticas!

Puedo decir sin ningún tipo de reservas que mi primer recuerdo agradable en el cole fue en las clases de recuperación con el señor Caldera.
La verdad es que siguió sin apasionarme ir al cole, excepto los días que tenía clases de recuperación. La verdad es que seguí siendo un alumno mediocre pero es igual de verdad que, desde ese momento, dejé de odiar las matemáticas.

Crear experiencias significativas con los alumnos no solo es positivo, además, es necesario. Crear experiencias significativas nos ayuda a sacar lo mejor de nuestros alumnos. 

Y, sobre todo, si dentro de muchos años nos recuerdan nuestros alumnos que sea porque les hicimos sentir únicos y especiales.

Gracias, señor Caldera.