¡Para ser justos todos pasarán la misma prueba!
Todos tenemos claro que cada alumno es distinto y por tanto no todos pueden ser evaluados del mismo modo. Sin embargo, lo habitual es que una misma prueba mida los conocimientos y destrezas indispensables de alumnos diferentes.
Una cita atribuida a Einstein (aunque al parecer no es suya) dice que “Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido.”
¿Es que no es digna de ser valorada la capacidad que tiene el pez de explorar la belleza del fondo marino?
¿Es que solo es valorable la capacidad de mirar desde arriba, desde la copa del árbol?
Quizá el problema venga por parcelar el aprendizaje en áreas o materias.
El aprendizaje debe dirigirse a la resolución de situaciones reales y concretas. El aprendizaje no consiste en dominar asignaturas de carácter estanco. Todas están relacionadas.
¿Es qué no hay matemáticas en el estudio del Gótico? ¿Es que no hay matemáticas en la composición poética? ¿Es que no hay matemáticas en la decisión a tomar sobre qué línea de metro elegir para llegar lo antes posible a mi destino?
En Finlandia lo tienen claro. ¡Hay que acabar con las asignaturas! (artículo)
Creo firmemente que la evaluación del niño debería comenzar con una secuenciación clara de los contenidos, lo que causa la imperiosa necesidad de conocer la suma como un mercado medieval, viviendo con los ropajes, las comidas, o con un paseo por la luna, o con un viaje en barco junto a Cristobal Colón, o junto a M. L. King al sur de Luisiana.
Deberíamos crear conocimientos partiendo la experiencias reales, de situaciones que se recuerden por siempre.
Gracias por tu trabajo, sigue así siempre.
Un fuerte abrazo Mr. Ábaco!
¡Gracias por tu comentario, Rubén!
¿Mr.ábaco? ¡Jejeje, hacía tiempo que nadie me llamaba así!
Un abrazo, Mr.Batman 😉