Imaginad esta situación durante una clase de DIDÁCTICA DE LAS MATEMÁTICAS de cualquier Escuela de Magisterio.

ALUMNO: Profesor, ¿cuál es el curso de primaria que más te gusta, en el que te sientes mejor?

PROFESOR: No lo sé, nunca he estado en un aula de primaria.

ALUMNO: ¿Ah, no? Entonces, ¿no importa que no sepas y no hayas vivido de primera mano cómo siente un niño de primaria o cómo reacciona ante tal o cual problema que pueda tener?

PROFESOR: Bueno, eso lo irás descubriendo tú cuando estés en el aula.

ALUMNO: Entonces, ¿cómo es posible que me estés enseñando cómo enseñar a niños de primaria si nunca lo has hecho tú?

PROFESOR: Bueno, no tengo alumnos de esa edad pero tengo un hijo de 7 años.

ALUMNO: Ah, entonces, ¿si eres padre, eres también maestro?

PROFESOR: No, bueno…Yo es que además de padre, soy matemático.

ALUMNO: Entonces, ¿tengo yo que ser matemático para poder estar en un aula con niños de primaria o tienes tú que ser maestro con años de experiencia en un aula CON NIÑOS para poder enseñar Didáctica de las Matemáticas?

PROFESOR: Bueno, querido alumno, se acabó la clase. En otro momento, si eso, seguimos…

¿Cómo puede enseñar a enseñar uno que jamás ha enseñado al que tiene que aprender?

No basta con ser padre, no basta con ser madre, no basta con ser capaz de enseñar a tu hijo. Si el mero hecho de ser padres implicara que los padres son capaces de enseñar (entendiendo por enseñar algo mucho más grande que transmitir un puñado de conocimientos) LA PROFESIÓN DE MAESTRO NO EXISTIRÍA y, por contra, los padres, por el hecho de serlo, serían también “enseñantes”.

El maestro es capaz de trabajar con el niño que no tienen dificultad, con el que tiene dificultad, con el que está muy motivado, con el que no lo está, con el que tiene problemas en casa, con el que tiene baja autoestima, con el que la tiene demasiado alta…

Pues bien, las escuelas de magisterio están llenas de PROFESORES QUE JAMÁS HAN DADO CLASE A NIÑOS DE INFANTIL O PRIMARIA. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo es posible? ¿Cómo pueden enseñar al futuro maestro cuáles pueden ser las reacciones de sus futuros alumnos si nunca lo vivieron?

Maestro… ¡Hazte valer! Tú si sabes de esto, tú sí sabes que al alumno no hay que enseñarle sino ACOMPAÑARLE en su proceso de aprendizaje.Tú sí sabes que lo verdaderamente importante es que le escuches y no solo que te escuche él a ti.

Tú sí sabes que… LO IMPORTANTE NO ES CONTAR SINO LO QUE REALMENTE CUENTA.