Hace unos días mi amigo Carlos (@analisisweb) me pasó este tuit de @scienceporn que mostraba como en las cajas de LEGO de los años 70 se incluía una carta que advertía de algo de suma importancia en la educación de los niños.lego

El caso es que me preguntó si el contenido de esta carta de LEGO encajaría con la temática de los artículos de esta web. Por supuesto, le dije que sí. El texto viene a decir algo así:

La necesidad de crear es igualmente fuerte en niños y niñas. Es la imaginación lo que cuenta para construir. Una cama o un camión. Una casa de muñecas o una nave espacial . A muchos niños les gustan las casa de muñecas. Son más humanas que las naves espaciales. Muchas de las niñas prefieren las naves espaciales. Son más emocionantes que las casas de muñecas. Lo más importante es poner el material correcto en sus manos y dejar que ellos creen lo que les resulte atractivo.

Estoy convencido de que la gran mayoría estamos de acuerdo con la carta de LEGO, sin embargo, tanto desde casa como desde la escuela seguimos categorizando en exceso a nuestras hijas (e hijos) y a nuestros alumnos (y alumnas).

Mi hijo Mateo (2 años) lleva siempre consigo a su muñeca Sarita (Zaíta como la llama él). Comentar en este artículo que Mateo juega con muñecas es señal de que para nada está normalizado. Se nos puede llenar la boca de que somos abiertos y tolerantes aunque el mero hecho de hablar de Sarita2esto y relacionarlo con los términos “abierto” y “tolerante” denota la falta de apertura y tolerancia que tenemos aún. La realidad es que en unos años (si Zaíta no ha sido decapitada antes) mucha gente de su entorno le hará comentarios que le llevarán a cambiar a Sarita por un camión.

¿Y eso por qué? ¿Está mal que un niño juegue con muñecas? ¿Está mal que una niña juegue con camiones? 

La escuela tampoco contribuye mucho en este aspecto. Quizá la cosa empiece por no tildar de “bien” o “mal” las cosas sino en dotar a los alumnos de medios para averiguar qué está bien y qué está mal.

Si en vez de responder: “Sí, está bien” o “No, está mal” le respondiéramos: “Compruébalo. Tú sabes cómo comprobarlo”… quizá evitaríamos que los niños utilizasen “bien” o “mal” para cosas u acciones que no admiten tal categorización.

A jugar con muñecas o con camiones no se le puede asociar la expresión “Eso está bien” o “Eso está mal”. Jugar con muñecas o con camiones admiten como respuesta: “Esto me gusta y me hace feliz” o “Esto no me gusta y no me hace feliz”.

No obstante, he de admitir que lo más probable es que Mateo deje de jugar con Sarita o con su casita de muñecas el día en el que la sociedad escolar le enseñe que hay juguetes de niñas y juguetes de niños, extraescolares dirigidas a niñas y extraescolares dirigidas a niños…

Nos guste o no, queda tanto camino por recorrer en este sentido que aún hay gente que escribe artículos destinados a alarmar a los lectores sobre esta problemática. No desistamos en el intento. Si ya en el año 1974 las señoras o señores de LEGO decían que lo importante era dejar que los niños jugasen con lo que les resultase atractivo, digámoslo bien alto también en 2016:

¡DEJEMOS A LAS NIÑAS Y NIÑOS QUE JUEGUEN CON MUÑECAS O CAMIONES! PORQUE ESO NO ESTÁ BIEN O MAL. ESO LES HACE SENTIR BIEN O SENTIR MAL.