Y los Reyes Magos nos trajeron… ¡Un kit de robótica de Lego!

Pobres mis hijos cuando abrieron el regalo. Creo que debieron notar que les miraba raro. En ese momento dejé de verles como a niños y se convirtieron en conejos. Conejillos más bien. Conejillos de Indias para ser exactos. Sobre todo el pequeño Mateo. Los mayores ya han tenido contacto con la robótica en el cole pero el pequeño, con sus 4 años recién cumplidos, era un conejillo perfecto.

Comenzamos instalando la aplicación en el móvil y montando el módulo básico y los dos muñequitos que, al principio, fue lo que más le gustó (más tarde encontró por sí mismo qué papel podrían jugar los robotitos en toda esta historia).

Una vez montado le hice una pequeñísima demostración de qué podía hacer ese coche que acabábamos de construir. Simplemente hicimos que se moviera hacia adelante.

Fabriqué flechas que él coloreó encantado . ¿Por qué fabriqué flechas?

Me interesaba preparar un juego que le exigiera estimar, tomar decisiones y comprobar. Si nos íbamos directamente a colocar flechas en la app sin haber estimado y decidido previamente se limitaría a buscar la solución por tanteo… ¿La solución a qué?

La solución al reto planteado: ¿Cuántas flechas necesitamos para que el coche llegue hasta el robotito?

Antes de utilizar las flechas de papel miró la situación. Coche y robotito estaban separados por medio metro aproximadamente y dijo: “Necesito tres flechas”. Cuando se dispuso a comprobar cuántas flechas eran necesarias vio que realmente necesitaba cinco flechas.

Yo pensé que iba a tener la dificultad en la disposición de las flechas de la app ya que Mateo ha colocado las flechas siguiendo la trayectoria que iba a seguir el coche, pero en la aplicación las flechas quedarían así:

Me sorprendió ver que no tuvo mayor dificultad en relacionar las flechas de papel que acababa de colocar alineadas siguiendo la trayectoria que debía seguir el coche con las flechas que colocó después en el móvil.

El hecho de ver como colocaba Mateo las instrucciones de movimiento me sirvió, además,  para ver que tenía la estrategia del conteo interiorizada y para ver cómo de manera natural establecía relaciones que más adelante se materializarán en forma de sumas y restas.

Finalmente comprobó que su estimación fue acertada. ¡Problema resuelto!

Lo que vino a continuación fue genial ya que tiró de creatividad. Sacó sus superhéroes, sus policías y al malo más malísimo que tiene: El duende verde…

¿Cómo proceder para llevar al terrible duende verde a la cárcel? Veremos el proceso completo en el próximo artículo. De momento unas fotitos como aperitivo: