He dudado mucho si debía o no escribir esta entrada. Los que me leéis habitualmente seguramente estéis tentados de no seguir leyendo pues no vais a encontrar aquí un taller o un truquito para clase sino una llamada de reconocimiento a todos los maestros que, como yo, no nos conformamos con hacer las cosas “como siempre se han hecho”.

Yo me he sentido en muchas ocasiones el bicho raro del cole. Siempre probando “cosas raras” con mis niños. Arriesgando, probando, cayéndonos y teniendo que levantarnos 1000 y 1 veces (nos caíamos juntos y juntos nos levantábamos). De las cientos de cosas que hemos probado solo unas pocas han valido pero no las he dado por válidas antes de ver, año tras año, que daban resultado con grupos distintos de niños.

Mi puerta siempre ha estado abierta. Siempre he luchado porque todos los profes entráramos en todas las clases y aprendiéramos unos de otros. He tenido entre mis libros “de profe” a Bruner, Piaget, Gattegno, Cuisenaire o Fernández Bravo.libros

Quizá porque mi profe de Didáctica de las Matemáticas me puso en su día unas regletas en la mano o quizá por las dificultades que he tenido siempre para aprender aquello que no era capaz de descubrir por mí mismo. Sea por lo que sea, la realidad es que desde el primer día que me puse delante de un niño, me propuse investigar y no replicar lo que conmigo hicieron en mi época de niño. Sentía que mi obligación como maestro era comprobar por mí mismo qué reacción tenían los niños a cada acción llevada a cabo en clase.

Independientemente del material utilizado para el aprendizaje de las matemáticas siempre he tenido claro que lo verdaderamente importante se halla en el cambio de mentalidad. Lo importante se halla en saber mirar al niño… ¡En dedicar un ratito exclusivo a mirar a cada uno! ¡En dedicar todo el tiempo en escuchar lo cada uno tiene que decir! Y ESTO NO SE APRENDE EN LOS LIBROS, NO DEPENDE DEL MATERIAL CON QUE SE TRABAJE ESTO SOLO SE CONSIGUE MIRANDO Y ESCUCHANDO DÍA TRAS DÍA A TUS 25 o 30 NIÑOS (¡a cada uno!).

No se trata de leer en un manual qué materiales son aptos para el aprendizaje de matemáticas o cualquier otra materia… Pensar eso es NO ENTENDER ABSOLUTAMENTE NADA DEL VERDADERO PROBLEMA DE LA EDUCACIÓN.

El día que decidí hacer un paréntesis en mi labor docente con niños para enrolarme en el mundo editorial fue porque se me dio la oportunidad de aportar mi experiencia y mis 1000 y 1 caídas y levantadas a un proyecto que tiene un objetivo muy claro: Aprender de otro modo es posible (como dice Fina Arévalo).

En estos casi 4 años hemos seleccionado una serie de materiales (de los de toda la vida), otros de elaboración propia y otros “más arriesgados” que ayudan al alumno a razonar y establecer relaciones.  Pero los materiales son lo de menos… ¡Lo verdaderamente importante es lo que hay detrás! Lo importante es que estamos consiguiendo que se vea que otro modo de aprender es posible. Todo lo propuesto en los talleres, en las guías, en las formaciones, en las charlas… ha pasado durante 15 años el mejor control de calidad posible: LA REACCIÓN DEL NIÑO.

Durante estos 4 años he estado con muchísimos profes y les he invitado a poner en práctica distintas dinámicas con sus niños y a poner en común los resultados. La puesta en común no pretende analizar si el niño ha aprendido a sumar o a hacer raíces cuadradas. Se trata de ver qué reacciones ha tenido el niño y, si de ellas, se puede asegurar que está produciéndose el milagro del aprendizaje por descubrimiento.

Me han mandado infinidad de comentarios. Algunos confirmando que la cosa iba bien otros aportando aspectos de mejora…El caso es que siempre ha habido una bidireccionalidad y una retroalimentación que nos ha hecho crecer a todos.

Hace poco he vivido en mi piel una de esas traiciones que te dejan cara de estúpido por bastante tiempo y es que me he sentido utilizado por una persona de absoluta confianza, con la que he trabajado día y noche y codo a codo durante los 3 últimos años. Una de esas personas que te inspiran tanta confianza que, ni de lejos, puedes pensar que pueda estar “clavándotela”… ¿Cómo pensar eso de alguien a quien empiezas a considerar amigo?

¿Cómo iba a poner yo pegas a que él difundiera en otros foros aquello en lo que yo creía? Simplemente había que esperar el momento adecuado y no hacerlo antes de tiempo.

¿Cómo iba a poner yo pegas a que las futuras hornadas de maestros salieran, por fin, bien formados en mates? Simplemente había que ir de cara.

¡ME ENCANTARÍA HABERLO SABIDO! Cuánta más difusión mejor… ¡Hay que arreglar esto de la educación y solo lo arreglamos nosotros, los maestros! Quizá ahí estaba el problema. Si no eres maestro no puedes haber puesto en práctica con niños reales, de carne y hueso, aquello que vendes que funciona. Ese es el mal principal de las Escuelas de Magisterio. Dan por válido lo que pone en los libros sin haberlo probado durante años (no vale de nada hacer talleres aislados en momentos puntuales. Hay que estar ahí día a día viendo si se producen las conexiones necesarias).

En estos días un compañero de trabajo me dijo que cada vez que me ve me relaciona con un ábaco japonés (quizá por eso en el cole me llamaban Mister Abacus). No es que yo sepa más que nadie de esta herramienta pero, 10 años de investigación (incluyendo libros en japonés), de los que 6 han sido de aplicación directa en aula, creo que me da bagaje suficiente para poder echar una mano a cualquiera…abacosjavi

¿Cómo iba yo a poner pegas a que se promulguen las bondades didácticas del ábaco? ¡Si llevo 10 años paseándome por coles con mis ábacos! Entiendo que en un año, una mente despierta, puede analizar dichas bondades pero, quizá, conocer la reacción y dificultades de los niños con este material requiere haber trabajado con niños. ¿Qué bondades se pueden contar si no se ha puesto en práctica?

¡A todos los maestros!… Lo más rico que tenemos no son los materiales que utilizamos , no son los métodos ni los medios con que contamos para dinamizar nuestras clases, LO MÁS RICO QUE TENEMOS ES LA OPORTUNIDAD DE ABRIR MENTES Y DISFRUTAR CON LA CARA DEL NIÑO QUE, TRAS HABER DESCUBIERTO, TE DICE CON SU MIRADA: GRACIAS, PROFE.